Poema semanal de Violeta M

Violeta M

Amanece

Las diminutas hojas
de los tamarindos,
esquivas como gatos
soportan las caricias
de la brisa pura
de una madrugada fresca.

Es primavera.

Aún no se ve el sol
pero el cielo luce iluminado ya,
vestido de gasas livianas y claras
como una actriz decadente.

El mar sereno
se desviste de su blanco encaje
al tocar la arena y
el horizonte, que apenas se intuye,
aún dormido,
se deja arrullar tranquilo
mecido por olas y nubes cálidas.