Entre copas con… Juanjo Berasain

Músico

La entrevista a Juanjo Berasain (1996, Tudela), vocalista de Ezpalak, es para mí una entrevista especial. Primero, porque (creo) que puedo considerarle un gran amigo. Segundo, porque la entrevista se ha realizado a la vuelta de la banda de una grabación en Durango. Y tercero, porque tanto Juanjo como yo realizamos la entrevista en medio de la celebración de mi vigésimo octavo cumpleaños.

Juanjo, como era de esperar, se demora más de lo previsto. Cosas del directo, supongo. La gente por aquí está ya borracha. Y yo, que había prometido reservarme para la entrevista, estoy comenzando también a estarlo.

Creo que lo mejor será llamarle por teléfono.

Álvaro Ibáñez— Oye, ¿Cómo vas? Empiezo a estar demasiado borracho para la entrevista.

Juanjo Berasain— Joder Piti, mira que lo habíamos dicho…

A.I.— Te preguntaría qué tal el concierto, pero igual guardo esa pregunta para luego, ¿no?

J.B.— Sí Piti sí, mejor resérvala.

A.I.— No tardes.

Una hora después, mi buen amigo aparece por fin por la puerta del Ilargi. Momento que aprovechamos para pedir un par de cervezas y salir a la calle a grabar la entrevista.

¿Qué, como ha ido la grabación?

J.B.— Pues ha ido sorprendentemente bien. Llevamos todo el fin de semana grabando, entonces, parece que le hemos pillado el callo a grabar. Hemos hecho las dos canciones en una toma. Ha sido directo. Hemos ido, hemos montado, hemos tocado las dos canciones, hemos desmontado y luego nos hemos quedado un rato hablando con la gente de Txirula, que la verdad es que son majísimos.

A.I.— He pensado que, en vez de hacer la típica descripción que uno se encuentra siempre al inicio de las entrevistas, podría aprovechar que estás aquí para preguntarte a ti para ver cómo definirías a Ezpalak, ¿no?

J.B.— Ezpalak… no sé. Lo que empezó como un grupo de música noventera con referencias como The Smashing Pumkins, echando siempre un poco la vista atrás digamos, a pasado a ser un grupo digamos más del punk actual. Intentamos ser un proyecto con un directo muy potente, que es lo que más nos gusta.

A.I.— Venga va, que me pongo un poco más serio. Entre vuestro primer disco (Ezpalak; 2019) y el nuevo (Kolpatu Topatu; 2021), hay un cambio tanto de batería como de discográfica. ¿Hay también una evolución musical entre el Ezpalak de 2019 y el de este nuevo disco?

J.B.— A ver, la verdad es que nos gusta mucho jugar con la ambigüedad. Está super bien tener el respaldo de una discográfica como Oso Polita porque te da unos beneficios más que evidentes, te ayudan en lo económico, a conseguir conciertos, visibilidad, promo… Tenemos un equipo además que es muy cercano, Mikel Amundarain por ejemplo, que es muy colega. Pero por otra parte tenemos también un manager propio, que es Marcos Ayuken, que juega además un poco al otro bando, apostando, digamos, por la escena más underground. La verdad es que nos gusta jugar en los dos terrenos. A mí me flipa tocar en un gaztetxe, pero también me gusta tocar en festivales. Nos gusta aprovechar lo mejor de los dos mundos y sacar el mayor provecho de cada uno. Si alguno de los dos nos restringe algún día la entrada la verdad es que me pondría muy triste.

A.I.— Entonces, entre un festival, una sala y una gaztetxe, ¿con cuál te quedarías?

J.B.— Puff…no sabría decirte. A ver, el gaztetxe tiene el punto de que tocas al raso, al desnudo, pero nunca pueden perderse las salas, que son las que siempre han invertido en los grupos, en el sonido. Yo me quedaría entre el gaztetxe y la sala. El festival al final es una buena herramienta de exposición, pero al final sales, haces tu set y te piras. No hay pie a más. La sala al final siempre es mucho más ligera y cercana al público.

A.I.— Hace poco tocasteis en Italia. ¿Qué tal fue la experiencia?

J.B.— Ha sido increíble. Era la primera vez que salíamos fuera de Euskal Herria a tocar, y justo a la vuelta tocamos también en Tarragona, todo en un fin de semana. Vino además nuestro mánager también con nosotros… La verdad es que nos lo pasamos de la ostia. Fue muy guay tocar para gente que desconocía totalmente al grupo y que no sabía ni una sola canción. La verdad es que fue un viaje impresionante y lo aprovechamos al máximo.

A.I.— La semana pasada tocastéis también con Lendakaris Muertos. Los dos sabemos que, digamos, no es uno de tus grupos favoritos. Por favor, dime que no disimulaste e hiciste de fan incondicional…

J.B.— Jajaja. No no, en absoluto. Ni fan ni antifán. Ni me molestan ni me gustan. Tuvimos un trato cordial, sin comidas de culos. Sólo respeto.

A.I.— Entrando ya en preguntas algo más personales, ¿Cómo ves ahora mismo la escena musical actual en Euskal Herria?

J.B.— Pues brutal. A mi me parece una de las escenas más ricas del entorno. Es una pasada. Yo siempre lo digo, hay un circuito enorme en un terreno súper pequeño. Un circuito además que hoy en día no deja de innovar. Ya pasamos, lo siento si me caen palos por esto, de la época del kalimotxo y la trompeta, y ahora cada vez salen más a menudo cosas que son una auténtica maravilla. Qué se yo, ¡Hay gente innovando ahora hasta en el Punk! Están los Tatxers, los grandes de Chill Mafia, Merina Gris… Antes, cuando ibas a un festival, casi todo era un poco la matraca de siempre, y ahora hay 50 posibilidades distintas. Hay un circuito cada vez más interesante, y la verdad es que es una escena que ahora mismo me flipa bastante.

A.I.— Y dentro de la escena musical de Euskal Herria, ¿podrías decirme uno o dos grupos que te gusten mucho? Y, si quieres, también otro que no tanto.

J.B.— ¿Vamos a meter una ostia a alguien? (Risas) No sé si me parece bien…

A.I.— Bueno, que te guste menos no significa que no te guste.

J.B.— Bueno vale, no sé, voy a salir como pueda de aquí. ¿Dos grupos que me gusten mucho últimamente? Vulk es un grupo que por ejemplo que me lleva gustando un montón de años, y encima va a sacar nuevo disco dentro de poco. Me parecen unos músicos increíbles que además admiro muchísimo. Y luego… no sé, te podría decir 300. Chill Mafia es el que está ahora en la boca de todo el mundo. Me parece peña brutal haciendo unas movidas increíbles. ¿Un grupo que no me pueda molar tanto? No sé…

A.I.— ¿Quieres dejarlo ahí?

J.B.— No no, venga. Ya que vamos a hacer sangre la hacemos (Risas). No sé si vería a gusto un bolo de E.T.S por ejemplo. Me parece guay que a la peña le mole, la pegada que tiene y tal, pero no es algo que a mi interese. Bueno, puedo contar también que el otro día me fui a la tercera canción del concierto de Kase O. Aparte de por cómo sonaba, porque la verdad es que no aguanto mucho a este nuevo predicador.

A.I.— Pues ahí queda eso. Y, si te soy sincero, la verdad es que en eso último estamos bastante de acuerdo. Bueno, a lo que íbamos, que nos liamos. Mientras estudiaste en Pamplona tuviste otro grupo (Los Moths), por lo que supongo que habrás podido vivir en primera persona la escena musical tanto de Iruña como de Donosti. ¿Cómo describirías a cada una de ellas?

J.B.— A ver bueno, yo sigo tocando en Los Moths, lo que pasa es que ahora no estamos haciendo tantos bolos. Pero bueno, yo creo que el tema es que cuando yo estaba en Pamplona no se estaban haciendo cosas tan actuales. Ya habría seguramente, pero no tantas como ahora. Y bueno, desde la perspectiva de estar en Donosti, si que es verdad que ahora veo bandas que han están llevando más la cabeza hacia traer una música más actual. Sí que es verdad que en Iruña por ejemplo había y sigue habiendo auténticos oasis que hacían y siguen haciendo movidas muy guapas. Tanto el Txintxarri como el Nébula eran y son una maravilla. Traían gente de Inglaterra y de EE.UU que me flipaba, aunque sí que es verdad que el panorama interno, de lo que se hacía en Iruña entonces, no molaba tanto como ahora. O por lo menos a mí no me molaba tanto.

A.I.— ¿El Juanjo de los Moths y el Juanjo de Ezpalak son dos vocalistas diferentes?

J.B.— Son completamente diferentes. Con Ezpalak el producto está mucho más profesionalizado. Eñaut es como un músico profesional, y con la infraestructura que nos rodea detrás igual. Además, la actitud que muestro ahora sobre el escenario también es mucho más seria, más potente. Los Moths por otro lado ha sido más de tocar en baretos todo liados dando conciertos super desenfadados. Mi colega el Wizi siempre se subía al escenario a darnos birra por ejemplo. Son dos mundos diferentes. En Los Moths si que era igual un poco más punki, más rial punki. En Ezpalak está todo mucho más cuidado que en los Moths, donde generalmente no había nunca límites ni reglas.

A.I.— Te he visto varias veces en directo, y la verdad es que tienes una buena puesta en escena. ¿Tienes también referentes en este aspecto?

J.B.— Desde luego. Uno clarísimo para mí es Andoni, de Vulk. Me gustaría pensar que no es un plagio, pero la verdad es que le he cogido un montón de referencias en directo. Me flipa como se mueve, la seriedad y la potencia que transmite. Me ha llegado a condicionar incluso. En plan, “no quiero copiarle”. Y bueno, también referencias de Gran Bretaña, el cantante de SHAME por ejemplo me flipa también.

A.I.— Bueno, pues en sí esto ya estaría. Aunque yo qué sé. Igual hay alguna pregunta que tú crees que se me ha olvidado. Como tú escribiste en Mondo Sonoro, quizás podrías asesorarme un poco (Ironía).

J.B.— Eh…vale (Risas). A ver, podrías preguntarme cómo me gustaría que fuesen los bolos de aquí en adelante.

A.I.— Vale, pues entonces, cuéntanos, ¿Cómo te gustaría que fuesen los bolos de aquí en adelante? (Más risas).

J.B.— Te voy a decir mi imagen de un bolo de aquí en adelante. Cuando aún no había restricciones, Ezpalak estaba todavía un poco en la base, y ahora que nuestros directos son mucho más potentes, tenemos que estar todos sentados. Pero esto se acaba ya. Si no es la semana que viene, la siguiente. Creo. Y me gustaría que los bolos fuesen mucho más enérgicos de lo que eran antes, tanto por nuestra parte como por la del público. Me gustaría mucha más interacción, mucha más violencia. Y yo creo que nuestros bolos van a ser cada vez más así. Van a ser bolos violentos, de saltar, sufrir golpes, y también de reventar a epilepsia. Ahora hemos puesto luces en los bolos, y yo creo que eso es un factor importantísimo para que la gente se pille el ciego y se ponga a bailar.

A.I.— Bueno, entonces… ahora sí que ya estaría, ¿No?

J.B.— Si, yo creo que ya estaría.

A.I.— Perfecto, vamos entonces a por otra cerveza.