El Buscón

-Reseña de «El Buscón» de Francisco de Quevedo-
Con agradecimiento especial a la librería Lagun y al autor.

Raúl Guerra Garrido
Escritor

Fecha de publicación: 18/01/22

El Buscón es la vida de un buscavidas contada en primera persona. Es la primero y única novela escrita y mil veces reescrita por el impar Francisco de Quevedo, tanto como para titularse también La vida del Buscón o Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, para circular antes de entrar en imprenta en copias manuscritas clandestinas y tan políticamente incorrecta como para que el autor negara su autoría en la primera edición de 1626. Con una primera frase memorable, ejemplo de astucia e ingenio que no siempre le iba a funcionar al llamado don Pablos: “Yo, señor, soy de Segovia”: la localidad insinúa su limpieza de sangre y su orgullo se consuela con una minúscula. Novela picaresca en línea con el nacimiento de nuestra mejor narrativa y la peor constante de nuestra vida social. Aventuras, amores y otras desgracias varias contadas con un deslumbrante estilo conceptista, pleno de paradojas, juegos de palabras y una ironía inteligente llevada hasta el sarcasmo en puro esperpento barroco. Como ese epitafio: “Aquí yace un contador/ que jamás erró una cuenta/ a no ser a su favor”. O esa confluencia de las batallas “naval” y “nabal”. Y con personajes arquetipo como ese dómine Cabra, propietario de horrible fonda y comedor. Humor negro donde los malos siempre ganan porque son más pícaros que los pícaros mendicantes, y cuando el Buscón trata y fracasa de mejorar su suerte marchando a las Indias, la novela cierra con sensata frase en boca del botarate: “Nunca mejora su suerte quien muda solo de lugar y no de vida y costumbres».