Iñaki Vázquez Larrea
Doctor en Antropología
Fecha de publicación: 09/08/22
“Como se ha expuesto, el nacionalismo es un fenómeno dual, o más bien una interacción de dos fenómenos, cada uno de los cuales ayuda a conformar el otro. Consiste en una “religión cívica” para el Estado territorial centralizado moderno, y en un modo de afrontar los cambios sociales que aparecen amenazar o alterar determinados aspectos del complejo de relaciones sociales”
Eric Hobsbawm.
En este sentido el nacionalismo no parece existir en el mundo antiguo o en las edades medias cristianas; los romanos pueden haber despreciado a los griegos, Cicerón pudo haber dicho cosas infames sobre los judíos, y Juvenal acerca de los orientales en general, pero esto es mera xenofobia. Hay un patriotismo apasionado en Maquiavelo o Shakespeare, y una larga tradición antes que ellos.
Por nacionalismo, entiende Isaiah Berlin algo más definitivo, ideológicamente importante y peligroso; es decir, la convicción en primer lugar, de que los hombres pertenecen a un grupo humano particular, y que la forma de vida del grupo difiere de la de los otros; que el carácter de los individuos que componen el grupo es formado por el grupo mismo, y no puede ser comprendido sin él, es definido en términos de territorio común, costumbres, leyes, memorias, creencias, lenguaje, expresión artística y religiosa, instituciones sociales, formas de vida, a lo cual algunos añaden herencia, parentesco, características raciales, y que son éstos los factores que forman a los seres humanos, sus propósitos y valores.
En segundo término, que el patrón de vida de una sociedad es similar al de un organismo biológico; que lo que este organismo necesita para su desarrollo propio, que lo que aquellos más sensibles a su naturaleza articulan en palabras o imágenes u otras formas de expresión humana, constituyen sus metas comunes; que estas metas son supremas; que en caso de conflicto con otros valores, estos valores supremos deben prevalecer, dado que sólo así la decadencia y la ruina de la nación será evitada.
En tercer término, esta perspectiva comprende la noción de que una de las más forzadas razones, tal vez la que más obliga, para sostener una creencia particular, perseguir una política regular, servir un fin particular, vivir una vida particular, es que estos fines, creencias, políticas, vidas sean nuestras. Estas reglas, doctrinas o principios deberían ser seguidas no porque conduzcan a la justicia, virtud o felicidad, o sean buenos o correctos en sí mismos para todos los hombres en una situación dada; más bien deben ser seguidos porque estos valores son de mi grupo.
Finalmente, el nacionalismo extremo ha llegado a la posición de que, si la satisfacción de las necesidades del organismo al cual pertenezco resulta ser incompatible con la satisfacción de las metas de otros grupos, yo, o la sociedad a la que indisolublemente pertenezco, no tengo más opción que obligarlos a ceder si es necesario por la fuerza. Si mi grupo- llamémosle nación-está libre para lograr su propia naturaleza, esto permite la necesidad de remover los obstáculos en su senda. A nada que obstruya aquello que reconozco como mi meta suprema, es decir,- mi nación- se le puede conceder valor igual que a éste.
Esta es la ideología del organicismo, la lealtad al Volk como el verdadero portador de los valores nacionales, el integralismo, las raíces históricas, la voluntad nacional: está dirigida contra las fuerzas de la ruptura y la descomposición categorizadas peyorativamente, como individualismo atomizador, cosmopolitismo sin arraigo, nociones abstractas de naturaleza, el hombre, los derechos que ignoran las diferencias de culturas y tradiciones; en breve, todo el catálogo y tipología del enemigo, que comienza en las páginas de Hamann y Burke, alcanza su cima en Fichte y sus seguidores románticos, es sistematizado por De Maistre y Bonald, y alcanza una nueva altura en nuestro propio siglo en los escritos propagandísticos de la Primera y la Segunda Guerra Mundiales y los anatemas de los escritores irracionalistas y fascistas, dirigidos a la Ilustración y todas sus obras.
BIBLIOGRAFIA:
BERLIN, I: El estudio adecuado de la humanidad, FCE, México, 1997.
HOBSBAWM, E; Sobre el nacionalismo, Crítica, Barcelona, 2021.