Modular lo emergente

-Inauguración del Laboratorio de Estudios del Futuro

Oihana Iglesias
Filósofa

Fecha de publicación: 27/04/23

El futuro es una ontología incierta: un período histórico complejo formado por múltiples, heterogéneas y contingentes formas de devenir. De forma paradigmática, la estrategia epistemológica consiste siempre y todavía en recurrir al pasado, entender los errores, aciertos y deseos en retrospectiva. De eso va tanto la memoria histórica como el historial de búsquedas: de lectura. Ahora bien, pensar el futuro supone un ejercicio de escritura. En el Laboratorio de Estudios del Futuro, organizado por Teresa López de Pellisa,el equipo se arma de bolígrafos y teclados con la convicción de que el uso de la información y la creatividad para una exploración sistemática del futuro puede tener agencia suficiente para influir los imaginarios ideológicos. Es decir, que pensar en el futuro, desde el arte, la tecnología y el feminismo, es una herramienta válida y eficiente para comprender lo que (nos) está pasando. En tiempos cuantificados y acelerados, una herramienta de lentitud y posibilidad, y no de ansiedad y necesidad, para la intervención responsable. El 24 de marzo de 2023 tuvo lugar el I Seminario Narrativas del Futuro, el primer encuentro del laboratorio, en la majestuosa Facultad de Filosofía y Letras de Alcalá de Henares, Madrid, entre cigüeñas y sonrisas cómplices. Lo que sigue es un puñado de reflexiones que se citan en este encuentro, en el espacio y tiempo que estructuraron las voces y gestos de Fernando Broncano (Universidad Carlos III de Madrid), Jordi Serra del Pino (Centro de Estudios Posnormales) y Remedios Zafra (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Esta es una invitación a mis apuntes e hipótesis. Una invitación a narrar las narrativas, a mirar la propia mirada del futuro –desde dónde mirar, con qué tipo de mirar y cómo afecta la mirada–, y a exponer finalmente la necesidad de modular lo emergente. Como veremos, pensar el futuro es procurar dicha incertidumbre.

«Valor y tiempo (condicional) progresivo»: producción cultural

Como en toda narrativa sagrada, lo primero y permanente es el caos; después y para él, la cultura. Broncano, para vislumbrar una visión de conjunto desde donde mirar, recupera la cultura como orden, orden temporal, espacial, normativo, como calendarios, mapas e instituciones, para paliar la amenaza de ese desorden que ya existe. La cultura como lucha por otras formas de ser, como aquello que permite que la sociedad se reproduzca a sí misma, aquello que hace que el mundo del hoy sea el del mañana. La cultura como «espacio de conflicto» entre los «significados, artefactos y valores»: conflicto entre nuestras propias «(dis)capacidades hermenéuticas, (dis)capacidades materiales y (dis)capacidades normativas». En tanto animales culturales, funcionamos a través de los significados y la construcción de relatos de aquello en lo que estamos, del mundo de sentidos; ahora bien, no en términos logocéntricos, no hay diferencia importante de significación entre las palabras y las cosas, vivimos con artefactos como el automóvil o el móvil que ordenan el espacio y el tiempo macro, meso y micro; adicionalmente, estas formas de estar en el mundo modulan los valores, lo que importa y es relevante para la organización del mundo, así como estos últimos categorizan los cambios y reificaciones de aquellos.

 El esquema que se nos propone es el siguiente:

Vivimos en la necesidad. Entre las esperanzas y las angustias de la nueva cultura, lo primero que hace el lector al despertar es desbloquear –ya no encender– su móvil para abrir la aplicación de Instagram/Tiktok, Linkedin/Infojobs, Idealista o Tinder, es decir, buscar entretenimiento, trabajo, habitación o amor. Desear. Y esto precisamente porque no tenemos entretenimiento, trabajo, habitación o amor: no tenemos tiempo. Desde el capitalismo de Marx y su producción, pasando por el fordismo, la sociedad del consumo, del bienestar, y hasta la sociedad digital del momento, no sólo se explotan los cuerpos, sino que se colonizan aspectos más profundos de la capacidad humana: se coloniza el propio deseo. Tratamos con una explotación de la adicción, una producción del deseo, compatible con la precariedad y la pobreza. «No tenemos casa, trabajo ni pareja pero tenemos el Iphone». Todos los planes de vida se tornan un deseo inalcanzable desde el móvil: por eso mismo vemos el mundo como necesidad, por eso mismo vemos el fin del mundo, antes que el fin del capitalismo[1]. Desde el Iphone, somos yonkis del entretenimiento, trabajo, habitación y del amor. El adicto vive en la necesidad, lo saben los que beben café, fuman cigarrillos o juegan a videojuegos. La adicción impide ver otras posibilidades: los adictos necesitan ayuda. Esa es precisamente la narrativa contemporánea, la sociedad digital provee tanto la necesidad como el remedio para la insatisfacción: la autoayuda. Broncano dibujó un capitalismo de casino, dónde te incitan, tú puedes, al final te espera el premio, pero la banca siempre gana, por mucho que se te recompense. Sin embargo, lejos de una mirada apocalíptica, para recuperar la vida en posibilidad, Broncano propone una mirada monstruosa. Con el condicional progresivo, y Walter Benjamin, no dejar nunca morir las posibilidades dos veces. Hay que imaginar todas las formas de tiempo y todas las formas de espacio, «pensar lo impensable, narrar lo inenarrable», construir relatos del futuro, futuros monstruosos, quizá, sin mercancía y sin trabajo, donde el valor de las cosas no sea su precio sino aquello de deseamos útil, un mundo dónde se hagan las cosas no para vender el tiempo propio, dónde nadie entienda la expresión “ganarse la vida”; quizá sin mercancía y sin amor etc. Pensar un futuro donde mirarse al espejo y no reconocerse, un mundo donde no hay humanos sino animales, cyborgs u otros géneros aún innombrados. Broncano propone «confabular –fabular en común– y conspirar –respirar en común–» posibilidades alternativas. Proponer monstruos prometedores no que representen utopías en mundos perfectos, sino las mismas imperfecciones que ya somos. Se propone adentrarse en el realismo weird[2] y repensar los tipos de condiciones de posibilidad. Una vez asumimos el antideterminismo, es decir, que los acontecimientos no dependen de un proceso causal «lineal», sino de uno “no-lineal”, esto es, de un proceso de azar por un sistema de causas no coordinadas; una vez negamos la fuerza de una necesidad “absoluta” e introducimos la posibilidad, se propone hacer medicina e ingeniería de los conceptos: de las palabras, los artefactos y los valores.

«Retrospectiva prospectiva: Conceptualización y uso del futuro desde la prospectiva»: producción de futuros

Una puede pensar la mirada del futuro como en el Oráculo de Delfos, vertical, inevitable, con enigma y autoridad. Puede pensar en un tren, lineal, predeterminado, con horario y destino. En un río, horizontal, acelerado, con corrientes en descenso y riesgos. En el mar, con la suficiente amplitud como para encontrar la tierra prometida. O en los dados, sujetos al azar y la novedad de cada partida. La palabra, la ventana, la canoa, el barco o la mano de la suerte, respectivamente, nos servirían como margen de maniobra. Todas estas imágenes son tecnologías filosóficas para abordar las líneas emergentes de posibilidad y enfrentarse a ellas desde la predicción. Bien entendido, se trata de imágenes cerradas. De esta forma nos introducía Serra del Pino la genealogía del uso del futuro en su ponencia. Para empezar, nos es preciso hablar ya de futuros, en plural, tanto ontológica como epistemológicamente. Es decir, además de dejar de lado la perspectiva determinista, adoptar una exploración plural de mundos posibles y monstruosos. Pasar del forecast al foresight[3], de la predicción a la prospectiva, es decir, de la cuantificación y conquista a la cualificación y performatividad. El paso de la mirada al futuro a las miradas de los futuros es crucial, por lo que la tipología propuesta del ponente es interesante.

Mis apuntes contienen la siguiente figura:

En la actualidad, todas las corrientes persisten en mayor o menor grado y todas ellas participan de una lucha de poder entre corrientes y escuelas. A pesar de que la figura sea progresiva, de izquierda a derecha, tanto cronológica como metodológicamente, no trata de negar la importancia de centrar, pluralizar, optimizar y prevenir el futuro frente a la politización del futuro. Vemos como las perspectivas más que sustituirse, pretenden abrirse y demandan seguir abriéndose. Serra del Pino pone, sin embargo, el énfasis en la cuarta perspectiva, en ese «ya no más y todavía no» y su potencial de mejorar nuestra capacidad de integrar los diversos modos de ver el futuro. Lo “posnormal” es una descripción de la naturaleza cambiante de nuestro mundo, un llamamiento a ver en qué se ha convertido el mundo y a imaginar cómo podría ser diferente. El ponente nos habló depostnormaltim.es y la construcción de futuros desde una narrativa, también sagrada, de «los tres mañanas»: el primer mañana es el presente extendido, el proyectar el presente en el futuro; el segundo son los futuros familiares, el uso de narrativas como la ciencia ficción; el tercer mañana es la consciencia de lo impensado, «darse cuenta de que nos equivocamos respecto al futuro porque nos estamos proyectando». Se nos propone leer a Barbieri Masini[4]. La prospectiva posnormal tiene como objetivos superar la proyección de categorías mainstream hegemónicas y encontrar la manera de re-dirigir el futuro.  Lo más disruptivo del uso de la prospectiva posnormal es precisamente la epistemología pluralista, es decir, del pensamiento de la pluralidad y del acontecimiento, concebido como multiplicidad de singularidades; el pensamiento crítico, la heterogeneidad, la multiplicidad y complejidad de epistemes para con los futuros.

«Frágiles y productivos. (Des)conectando futuros»: producción artística y colectiva

Si preguntamos al ChatGPT sobre el futuro, la IA hace alusión a la tecnología y los avances científicos como el vínculo para resolver problemas y la incertidumbre derivados de los mismos cambios espacio-temporales. Ahora bien, la IA no incluye en su discurso los imaginarios simbólicos culturales ficción y práctica artística. Esta es, como dice Zafra, en un intento de desacralización, nuestra tarea. Si, como venimos diciendo, el futuro es una creación cultural, una construcción del habitar las experiencias, el propio lenguaje, los artefactos y los valores son el síntoma de cómo la cultura percibe y crea mundo. A través de estos comprendemos mejor ciertos hechos como que otras culturas no tienen un concepto de tiempo lineal ni concepto de futuro así como que ciertas culturas se impongan sobre otras. En el orden de la vida occidental contemporánea, las palabras y los algoritmos repiten bucles de retroalimentación perniciosa, atraviesan los actos y reiteran expectativas silenciosas. Ejemplos de ello son los algoritmos opacos que son escurridizos y difíciles de leer y que con tanta facilidad y permanentemente nos leen, algo que se hace explícito en la obra what:you.get (1999)[5]; o el hecho de que la palabra “mujer” esté asociado sistemáticamente a la pornografía en el gran negocio y mercado de Internet, o de que un generoso % de resultados de las IAs se recicla como pronografía no consentida; o de la normalización de la autoexplotación, la precariedad y la ansiedad del yo-producto, lo que Zafra denomina vidas-trabajo y explícitamente se refleja en la obra Metapet (2002)[6]. El futuro está inmerso en un sistema escópico y neoliberal, lleno de botones, pastillas y simulaciones de voz para abrir, cerrar, expulsar, modificar, mantenernos productivos y frágiles. Sin embargo, y este es el mayor logro de la alianza entre el capitalismo y el patriarcado, el propio sujeto se hace agente responsable de su propia subordinación. Zafra nos habla de la performatividad de la cultura. Bien entendido, la tecnología nos acompaña en la conexión permanente. Y esta puede ser un espacio para el cuidado del futuro, para poder vivirlo no como una letanía de cuándos, en desafección con nuestros contextos y prácticas, sino en un presente contacto. Zafra recupera la colectividad y la intimidad compartida en la toma de conciencia de -lo intolerable, lo insoportable- aquello normalizado que de pronto nos interpela. Para una construcción cultural del futuro es menester reivindicar la importancia de dejarnos perturbar, ilusionar, fascinar, abrumar, molestar… dejar que el cambio incomode. La transformación del presente viene de la mano con el malestar. Se invocan las formas artísticas de especular el futuro, los juegos entre lo simbólico y lo imaginario, el habitar los márgenes monstruosos, para permitir una convivencia desacomplejada de contradicciones. «Visibilizar el mundo e invisibilizar las lentes». Para construir nuevas subjetividades, generar nuevos contextos y oportunidades, situar las visiones. Es precisamente el arte lo que da valor a lo difícilmente narrable. El feminismo y el arte es una alianza que históricamente precisa dar forma a los posibles, imaginar nuevas formas simbólicas frente a construcciones políticas opresivas. El ciberfeminismo, con productos como los de VNS MATRIX[7], es un ejemplo zafriano muy ilustrativo de la experiencia estética para subvertir las viejas lógicas y jerarquías del poder. En la precariedad el valor se pone en la cantidad y el placer está en el “terminar por fin”, lo que genera repetición de mundos y sus formas de desigualdad. En la creatividad, el valor está en la dotación de sentido, en las pequeñas diferencias y el placer está en el proceso, en el modo artístico, en el imaginar como modo económico inspirador en las economías digitales. Zafra hace un llamamiento a la buena (re)organización, con Simone Weil, la que tiende a aumentar la igualdad elevando y no achicando, tampoco favoreciendo compartimentos estancos y reiterados. Quizá desde el arte y el feminismo como narrativas de los futuros.

He aquí unas estrategias y políticas recurrentes para hacer del presente futuro y hacer del futuro presente.

Modular lo emergente: Anticipación Hermenéutica para abrir producciones

Si el futuro es una ontología incierta, algo a escribir desde las producciones culturales, futuras y/o artísticas y colectivas, la pregunta acuciante, la que inquieta, la que no se desglosó en el seminario, es la del plan, la del estilo, la de la operatividad de tales producciones. ¿Qué es lo monstruoso? ¿Qué es –y qué hacer con– tanto futuro? ¿Cuál es la solución al estado actual de las cosas? tres preguntas que retumbaron en los debates de cada ponente, respectivamente. Tres preguntas que pueden parecer ingenuas, pero que apuntan directamente a la cuestión de la operatividad, de pasar de la necesidad a la posibilidad, de pensar lo impensable, del secreto de una buena (des)conexión, de la alianza para con la tecnología. A pesar de que el antideterminismo de Broncano, la epistemología pluralista de Serra del Pino y el aspecto performativo de Zafra representen los pilares de una mirada abierta hacia los futuros, debemos traer al centro una metodología que encorsete estos pilares hacia un plan de acción. Para ello, debemos analizar, también desde la filosofía de la literatura y la política, los presupuestos e implicaciones que se trabajan en Science and Technology Studies en torno a la gobernanza anticipatoria de la intervención en/de los desarrollos tecnológicos[8]. En este sentido, poner en cuestión lo tratado en el seminario desde mi propia investigación en torno a la producción anticipatoria en el PRAXIS Research Group de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), puede remarcar algunas cuestiones propositivas. A partir de ahora, propongo la anticipación hermenéutica como metodología adecuada para abrir más, hasta poder modular, lo emergente; usar el futuro, precisamente, desde la narrativa de las narrativas.

Son muchos los modelos y herramientas  que pretenden solventar la brecha epistemológica entre el presente y el futuro, por eso es importante distinguir no sólo de forma binaria como lo hace Serra del Pino, sino también entre predicción, prospectiva y anticipación; orientada esta última a aprender de sí misma y a la intervención responsable. Se trata de «una apertura a futuros plausibles sobre la base de objetivos socialmente deseables que habilita el debate sobre los valores, intereses y expectativas implicados en la investigación y la innovación», es decir, «un ejercicio de apertura de lo debatible» en torno a lo emergente (Imaz et al. 2019, p.107). La anticipación –de la etimología latina ante- [antes] y capere [capacidad]– es una práctica de gimnasio y no tanto un presagio oracular: se trata de ensayar, ejercitar y actuar de manera previa a la reificación de las tecnologías. Cuando Zafra alude al futuro como costura de redes, a la articulación colectiva, está aludiendo a nuestras (dis)capacidades distribuidas para la organización social. De la misma manera, la anticipación se propone activar lo debatible justamente para esa organización, desde el compromiso y la inclusión de los públicos, las distintas disciplinas e instituciones o conspiraciones (respiraciones comunes). La anticipación procura el análisis de las consecuencias económicas, sociales, medioambientales, sexoafectivas y de otros órdenes desde la responsabilidad de lo que sabemos y lo que no sabemos en los procesos tecnológicos. Antes de continuar, me gustaría remarcar la condición constelar de la cultura: estamos hablando de sistemas sociotécnicos complejos, esto es, de unidades de análisis adoptadas para referirse a un todo dinámico, donde las realidades sociales y técnicas presentes y futuras se entrelazan iterativamente y se co-construyen mutuamente (Johnson & Wetmore 2008: 574 cit. en Ibid.). Un conjunto de componentes y relaciones interdependientes en constante intra-acción[9]. Bajo esta cuenta relacional, no es posible evaluar y debatir sobre ciertas tecnologías o ciertos futuros, sin tener en cuenta su concatenación productiva en ingeniería, publicidad, opinión pública, experiencia de usuario, políticas de investigación etc., su constelación sociotécnica. Por ejemplo, algo que quería comentar con Zafra, cuando atendemos al peligro de los algoritmos y su opacidad, no se trata de un esquema bidimensional, dónde los algoritmos son invisibles y secretos desde nuestras experiencias pantállicas y, al revés, las experiencias pantállicas no se ven y son secretas desde el propio algoritmo. La opacidad, bien entendida, remite a la incapacidad de hacer visibles buena parte de las relaciones inherentes a la constelación sociotécnica que posibilita ciertos botones, pastillas y simulaciones. Esta perspectiva quiere ser capaz y sitúa el debate en los márgenes y los puentes de la ciencia, el arte, la tecnología y la política. Busca el relato compartido.

Si bien es cierto que, frente a una mirada de precaución forecast (predictivo-lineal y cuantitativa), la prospectiva posnormal juega con la diversidad y discontinuidad propia de la incertidumbre ontológica, es decir, tiene una naturaleza cualitativa que habilita mecanismos para la exploración de los futuros, también de largo alcance; si bien es cierto que esta mirada es una condición necesaria para abordar anticipatoriamente el futuro; no se trata de una condición suficiente (Imaz et al. 2019, p. 204). Iluminar en demasía y poner bajo foco los futuros, es decir, detenerse en la prospectiva, puede ser el mismo obstáculo para destronar la escritura del hombre blanco hetero de clase alta. El uso del futuro no debe dirigirse tanto a la construcción de mundos sino más bien a su deconstrucción: la anticipación empieza en el tercer mañana. De entre los modelos de anticipación, la anticipación crítico-hermenéutica es la más filosófica, prometedora y adecuada para esta tarea. Haciendo uso de la filosofía del tiempo de San Agustín de Hipona, se postula que tanto las representaciones futuras como las pasadas son siempre y únicamente partes (activas) del presente (Grunwald 2019b). Es decir, que las visiones de los futuros contienen una especie de ‘meta-información’que desvela el bagaje cognitivo, normativo, histórico y cultural de la época; que tienen un aspecto performativo propio, contienen una fuerte carga de temores, esperanzas, deseos etc.; que no son proyecciones explícitas del futuro en sí mismo sino, más bien, expresiones sobre nosotros mismos hoy: una especie de confesiones, autonarrativas orientadas al cambio, que generan nuevos significados. La confesión es distancia de sí, desprenderse de lo que es, pero también búsqueda de sostén, de realizarlo, por y para perdonar o comprender. Pero ¿Qué se confiesa? La significación/artificción/normalización es la formación de opinión pública, debates académicos, populares, de tolerancia y de toma de decisiones contemporáneas en las políticas europeas de investigación e innovación. Dejo por aquí escrito que las políticas normativas top-down son peticiones de principio, cualquier policy-making de lógica vertical y sustancial, fijando objetivos sostenibles o etiquetas, centralizada en su organización lineal, determina inexorablemente la reificación de sus propias contradicciones, tensiones y áreas de contestación. La anticipación colectiva se centra en el poder de estas últimas en la comprensión colectiva y distribuida de la innovación y el presente. La crítica hermenéutica se centra en el juego de la imaginación y la deliberación de las aserciones especulativas de las posibilidades para favorecer políticas de acción y aperturas de lo debatible. Analizar críticamente las confesiones, entonces, puede ser útil para modular la constelación sociotécnica de cierta tecnología, es decir, participar en la determinación de lo que es riesgo, accidente, innovación, lo que es central, irrelevante, excepción o qué voces son silenciadas y cuáles financiadas. Por tanto, no se trata de meteorología, tampoco de una casa de apuestas, ni de una casa de locos. Tampoco se trata de asumir principios como la «igualdad de género», el «avance ecológico» o la «participación pública» (Imaz et al. 2019, p. 202). Se trata del análisis colectivo y distribuido de las narraciones en torno a ciertas constelaciones sociotécnicas concretas emergentes, precisamente para repensar la igualdad de género, el avance ecológico y la participación pública. No se trata de acertar, ni dirigir futuros sino de comprender y/o perdonar presentes, en diálogo. El análisis de deconstrucción narrativa de medios como textos, diagramas, modelos científicos pero también productos especulativos como novelas, películas, obras de arte, o publicidad y marketing, haría explícitas nuestras expectativas, distinguiría en ellas lo visible e invisible, los privilegios a costa de qué opresiones, los beneficios y los riesgos o la deseabilidad, ciertas políticas de verdad etc., la performance anticipatoria. Un conocimiento, las confesiones, que puede ser de gran utilidad para la modulación comunitaria, para la participación radicalmente inclusiva en la producción cultural, de futuros y artísticas y colectivas. Para superar el círculo vicioso y adictivo de la economía de promesas tecnocientificas. La inclusión de voces, experiencias y disciplinas que persiguen los tres ponentes requiere de una cartografía precisa de los miedos, las esperanzas, deseos, promesas, carencias, y otros aspectos performativos, ya sea en torno a la nanotecnología, las políticas de identidad en internet o la influencia del tamagotchi. Adicionalmente, y esto es lo crucial, identificar lo confesional confiere estados de caos e incertidumbre: la comprensión del presente precede al cambio. Tienen una influencia relacional y performativa fuerte en el curso cultural. Las autonarraciones de este estilo modulan una «significación sociotécnica» (Grunwald 2019a, p.133), así como desde él se pueden categorizar los cambios y evitar reificaciones de aquellas. Bien entendido, se escribe, se confiesa, se abren múltiples, heterogéneas y contingentes formas de ser y de devenir, siempre hablando más, inventando nuevos límites (o monstruos) en el espacio y tiempo de conflicto. Ahí se detecta bien la distinción cuantitativo/cualitativo: la prospectiva se articula a través de una lógica que busca cuantitivizar, obtener estimaciones cuantitativas, a partir del análisis de determinadas asunciones que favorecen el análisis de dinámicas susceptibles de medida. La anticipación hermenéutica es cualitativa, proponemos el análisis de la comunicación de la auto-narrativa entre las narrativas. Pero hay otra diferencia vinculada: se quiere identificar si hay un plan de fuga desde donde proponer nuevas líneas emergentes, nuevas constelaciones sociotécnicas, nuevas confesiones, nuevos significados, artefactos y valores, nuevas posibilidades y nuevas necesidades: quiere abordar lo nuevo y emergente de forma propositiva. Las representaciones de futuro de la anticipación no se remiten a las posibles asunciones cuantificables requeridas para la construcción del modelo: la dinámica de la anticipación se articula sobre la base del permanente cuestionamiento de las asunciones, no sobre nuestro compromiso con ellas. Esa es la lógica: el no-compromiso. Procurar más relaciones, más articulaciones y reconfiguraciones de sujetos, objetos y discursos. Reescribir nuestras (dis)capacidades y adicciones, nuestros impensables y plurales, nuestras desconexiones y botones.

***

El I Seminario Narrativas del Futuro fue un éxito, se encontró con un aula abarrotada de gente dispuesta que disfrutó la audacia transformadora de Broncano, que precisa desde dónde mirar para confabular y conspirar;  la diversidad epistemológica de Serra del Pino, que precisa qué tipos de mirar para una conciencia antropológica; y la calidez punzante de Zafra, que precisa cómo afecta el mirar colectivo para comenzar a hacer desde el arte. Ahora bien, como he querido mostrar, desde la anticipación hermenéutica se propone precisar desde dónde miramos, con qué tipos miramos y cómo afectamos las miradas, para poner en cuestión de forma propositiva nuestras propias narrativas confesionales. Los tres ponentes ofrecen un surtido de trucos y herramientas para soportar la incertidumbre con esperanza; la anticipación hermenéutica, sin embargo, pretende hacer uso del mismo surtido para analizar esa esperanza y modular sus posibilidades de cambio e incertidumbre. Un sutil cambio de formato que no sólo atiende a la fuerza epistemológica del diálogo y la imaginación, sino que quiere ponerla en práctica. Bajar al ángel del cielo, crear nuevas ficciones,  parodiar la realidad, desde una (a)puesta en común organizada que reflexione sobre las máscaras, la representación, la industria y sobre todo aquello que no nos atrevemos a confesar. Nuevas fricciones: cuestionamientos de las asunciones. Una organización difícil de llevar a cabo desde un seminario, esto es, que requiere de un cambio de formato. Con todo, no se me ocurre nada más propicio para modular lo emergente que este Laboratorio del Futuro, que entre sus participantes aúna la filosofía, la literatura, la ciencia, la tecnología, la política…

Una vez inaugurado, la tarea pendiente es su apertura.

Bibliografía destacada para la Anticipación Hermenéutica

[1] Oración atribuída al crítico literario marxista Fredric Jameson y al filósofo marxista Slavoj Žižek. Para mayor profundidad véase Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? (2009) de Mark Fisher.

[2] Véase Weird Realism: Lovecraft and Philosophy (2012) de Graham Harman.

[3] A pesar de que el ponente no lo citase, recomendamos el trabajo de Roberto Poli para profundizar en la diferencia entre forecast y foresight: véase Working with the Future: Ideas and Tools to Govern Uncertainty (2022)

[4] Eleonora Barbieri Masini se presenta como el alma de los estudios de los futuros, véase Visions of desirable societies (1983); La Previsión Humana y Social: Estudios Sobre Los Futuros (1994); o Quality of Human Resources: Gender and Indigenous Peoples (2009).

[5] what:you:get  (1999) es un proyecto de net.art, de Roberto Aguirrezabala, que experimenta con los signos de identidad que el usuario genera al navegar por la red.  A medida que avanza por la historia tiene que tomar más decisiones sin darse cuenta que todos sus movimientos son controlados por un programa, semejante a como funcionan los sistemas de control de publicidad personalizada en internet, registrados en una base de datos, donde se almacena su identidad/perfil, definida por la manera de resolver las situaciones planteadas. Es una obra que insta a reflexionar sobre la cuestión de la ilusión de la identidad real y sobre los estereotipos que están generando los buscadores inteligentes.

Véase http://www.robertoaguirrezabala.com/whatyouget/

[6] Metapet (2002), de Natalie Bookchin, es un juego diseñado para asumir el papel del gerente corporativo de una «mascota virtual transgénica» diseñada con bioingeniería. “Tu desafío”, dice el sitio del juego, es “descubrir el equilibrio correcto entre una mano firme y una persuasión suave sin perder nunca de vista el resultado final”. Jugado de acuerdo con las reglas aparentes, el juego se desarrolla alentando —o, en realidad, disciplinando— al Metapet para que su actividad sea lo más rentable posible (lo alimentas, lo dejas descansar, le das medicamentos, le haces pruebas genéticas). Para ganar la mayor cantidad de dinero, terminarás torturando a tu Metapet.

Véase https://bookchin.net/projects/metapet/

[7] Consideradas pioneras del ciberfeminismo entre 1991 y 1997, VNS Matrix es un colectivo de artistas y feministas formado por Josephine Starrs, Julianne Pierce, Francesca da Rimini y Virginia Barratt, conocidas por la publicación del primer Manifiesto Ciberfeminista para el siglo XXI. Con el objetivo de infiltrarse en la red y el mundo tecnológico y empleando una estética combativa feminista, VNS Matrix nace para cuestionar los discursos de dominación y control cibernético, así como  las lógicas masculinas del mundo tecnológico.

Véase https://womanarthouse.wordpress.com/2021/01/09/vns-matrix/

[8] Una metodología muy en boga, por cierto, en el contexto de investigación e innovación de la Comisión Europea. La anticipación es una dimensión base de apertura para la gobernanza en Investigación e Innovación Responsables (RRI) que persigue una ciencia más abierta, reducir la brecha existente entre el ámbito científico y la sociedad, y alcanzar una ciencia más inclusiva, transparente y colaborativa. Esta dimensión RRI se incorporó a los Programas Marco europeos y ha ido tomando forma a través de publicaciones científico-tecnológicas en revistas, conferencias y en proyectos. Véase el programa Science with and for Society de la Comisión Europea.

[9] Aquí sigo la explicación filosófica y posthumanista del “realismo agencial”, que entiende el  universo como una intraactividad onto-epistemológica agencial en transición: la performatividad material no ocurre entre sujetos, objetos y discursos preexistentes, sino que estos se rearticulan y reconfiguran dentro de su relación. Véase Posthumanist Performativity: Toward an Understanding of How Matter Comes to Matter (2002), de Karen Barad.

Grunwald, A., (2019a) «El papel de la definición y caracterización tempranas de las nuevas tecnología en los procesos RRI». En Rodríguez, H., Urueña, S., Eizagirre, A., Imaz, O., (Eds.) Anticipación e innovación responsable: la construcción de futuros alternativos para la ciencia y la tecnología. Madrid, Biblioteca Nueva (col. Minerva), (p. 129-155)

Grunwald, A. (2019b) «Shaping the Present by Creating and Reflecting Futures». En Lösch, A., Grunwald, A., Meister, M., Schulz-Schaeffer, I. (eds) Socio-Technical Futures Shaping the Present. Empirical Examples and Analytical Challenges, Springer, https://doi.org/10.1007/978-3-658-27155-8_2 

Imaz, O., Eizagirre, A., e  Ibarra, A., (2019) «Democratizar los futuros sociotécnicos: ecologías deliberativas para una gobernanza anticipatoria». En Rodriguez, H., Urueña, S., Eizagirre, A., Imaz, O., (Eds.) Anticipación e innovación responsable: la construcción de futuros alternativos para la ciencia y la tecnología.Madrid, Biblioteca Nueva (col. Minerva),(p. 197-227)