Gorka Sánchez
Ingeniero de diseño industrial

Imagen: Gorka Sánchez
“El rock está absolutamente muerto. Me parece despreciable” – Arturo Lanz (Disco Actualidad, 1981)”.
(1981 es un buen año para firmar el acta de defunción del Rock).
Desde hace mucho tiempo siento una gran fascinación por los artistas que participaron en la escena experimental, industrial y subterránea de casetes en la España de los ochenta. Su audaz espíritu creador y originales soluciones sonoras, en unos tiempos en los que las máquinas para hacer música electrónica no estaban alcance de cualquiera, es digno de reivindicación. Hablo de las reuniones acontecidas a la sombra de la movida madrileña, de los atrapados por la frecuencia del tambor de una hormigonera al girar o el golpeo de una gigantesca prensa hidráulica Komatsu, de 500 toneladas, para fabricar alguna preforma. El afán por el autoconocimiento y la idea de querer legar algo a los que están por venir, realizando trabajos de demolición desde el salón de casa. Ellos son el epítome del espíritu “hazlo tú mismo”. He aquí mi homenaje a estos vanguardistas.
La siguiente amalgama de paisajes musicales es fruto de las visitas que, a lo largo de los años, he ido haciendo a Beltza Records y otras tantas tiendas de música (Wally’s Groove World, Paradiso, Serendipity, Phonica…), lectura de artículos y visionado de películas. Las cadenas de causalidad pop no dejan de ser tremendamente personales, analizadas y re-estructuradas hasta la saciedad, dando lugar a todo tipo de teorías rocambolescas. Los géneros se establecen de manera orientativa, para así poder etiquetar montañas de discos. Mi “naive” inmersión en el insondable manantial del sonido me ha llevado hasta las profundidades abisales, a la barrera del ruidismo. Un buen día en vyniland, de coleccionismo y misterio, di a parar con esta sentencia máxima de Poison Idea: “Record Collectors are Pretentious Assholes”. Se trata de un E.P. que el grupo publicó en el año 1985. Portada paradójica y llena de humor, nos muestra la inmensa colección de Pig Champion, llena de gemas del temprano “Cali” punk, esparcidas por el suelo del salón. Me veo en el dilema de querer sabotear lo que estoy escribiendo, recalculando eternamente. Será que esa cita se acerca ligeramente a la verdad. ¿Estoy jugando a ser Robert Christgau? ¡Reniego de tantos contenidos musicales de los que he disfrutado en el pasado! Cuando la colección se dé por cerrada, habiendo visitado suficientes templos malditos, podremos entrar a valorarla. De momento, valga la redundancia, quiero hacer hincapié en lo personal y complicado que es determinar la continuación de los sonidos de forma clara.
Dicho esto, ya va siendo hora de que inicie la cronología industrial. En el comienzo estaban los futuristas italianos, de espíritu belicista, como Gabriele D’annunzio y su intento de apoderarse de Fiume (Rijeka), o Luigi Russolo con sus generadores de ruido acústico, los Intonarumori. Las texturas de Karlheinz Stockhausen o los estudios bruitiste de Pierre Schaeffer, dedicados a las locomotoras, también son menciones habituales en las antologías industriales, un trasfondo de música concreta y “seria”, término un poco chirriante. Lejanos en el tiempo, pesos pesados cuya referencia puede intelectualizar historias de manera ligeramente pretenciosa, el paralelismo sónico es patente. Invoco al espíritu del punk para moldear esto a nuestro gusto.
En cuanto a los movimientos artísticos, The Fluxus Group, que, conceptualmente hablando, nunca existió (¿Quién puede explicarme lo que es Dada o el Budismo Zen? Para un poco de iluminación súbita podemos consultar COUM Transmissions, familia de tendencia Industrial). A diferencia del Mail Art, donde se carteaban todo tipo de peculiaridades más allá de los archiconocidos collages. Buena muestra de ello nos la da Jello Biafra, candidato de la familia Kennedy para la alcaldía de San Francisco (The witch Trials & LARD, este segundo con Alien Jourgensen), cuando habla de robar correo en “Stealing People’s mail”. Sabiendo que dentro de una cadena de contactos, el receptor de un paquete puede dar forma a su contenido y continuar con el intercambio.
Tampoco se sabe lo que uno puede llegar a encontrar en la Neoyorquina Union Square, cantaba V.U. Tenemos la temática, circundante a la no realización del sueño americano. El sonido, para esta historia, vendrá en White Light/White Heat. La dicotomía arte-pop se vislumbra con claridad en ellos. No sería de recibo pasar por alto el Sonido de Detroit, con sus MC5 y Stooges a la cabeza, ni el glamuroso comunismo chic de los Dolls en Red Patent Leather y un Manager retorcido como Malcom McLaren. ¡Si el senador McCarthy levantara la cabeza! Sin embargo, ya en sus días de caza de brujas, se le escaparon “marcianadas” como la BSO de “Forbidden Planet” de Louis & Bebe Barron (Piezas para las películas de Sci-Fi y la Red Scare Cinema). Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, tendría lugar el milagro alemán, la resurrección de un país a través de música para autopistas de toque kosmiche, bautizada como Rock del Repollo. ¿Qué hacen ahora en Londres? Lo muy muy y lo más más…
En lo paramilitar, Las Baader-Meinhof paintings de Gerhard Richter o los coqueteos guerrilleros de Robert Calvert en el capítulo de Hawkwind y el IRA (véase Urban Guerila). Sé lo que estáis pensando, los álbumes de estos grupos deberían usar tipografías Soviéticas a la hora de titular sus discos.
Este mapa difuso nos lleva a Industrial Records, sello creado por Throbbing Gristle en 1976. “La Industrial People” se ha dedicado a la exploración del lado sombrío de la sociedad post-revolución industrial, a la mitología, historia o ciencia reprimida, a las psicopatologías. Lo demencial se examina con humor negro. Salvo la realización de la imaginación individual, nada es sagrado. El crimen y el terror son una determinada tradición en el arte, donde lo demoníaco deforme y horroroso puede ser al mismo tiempo bello, gracias a su poder generador de fascinación. En nuestra escena, además de una oscura imaginería, lo ruidoso, los zumbidos, lo metálico, las nubes piroclásticas, bajo una determinada receta, se incorporan a la canción.
El uso de los sintetizadores, en ocasiones de manera anti-musical, sin beat alguno que nos permita digerir una vorágine de acero corrugado, componen el medio que debe adaptarse al fin. El formato extramusical también tiene cabida, como Psychic TV y su televisión de shock, de nueva carne, agente de transformación. Re/Search publications de V. Vale ha documentado las andanzas de estas facciones caníbales, entre las que destacan: Cabaret Voltaire, SPK, Z’ev, NON, Monte Cazazza, Mark Pauline, Sordide Sentimiental, Johanna Went, Robert Rental, Thomas Leer, R&N, Clock DVA o The Leather Nun. Cuando La revista Sounds, en el año 1977, publicó un número sobre la “New Musick”, se incluyó una reseña de “Second Anual Report”, de T.G. El espíritu punk estaba de capa caída, los Industriales, por un breve instante, se colocan en el ojo del huracán, produciéndose su salto al mainstream.
La siguiente pregunta es, ¿A dónde han ido a parar las colecciones de música desviada que la guardia civil incautaba en los controles de Portbou? Los protagonistas de nuestra escena distribuyeron los más audaces discos de vanguardia electrónica en la península después de odiseas de abastecimiento por las principales capitales europeas. The Industrial Records Story, de Discos D.R.O, puede ser considerado fruto de estas experiencias, con Serbando Carballar y Arturo Lanz compartiendo coche. Después, a través de puestos pirata como Dracula Trip en el rastro de Lavapiés, bocadillos extremeños y equipos de sonido super potentes, universitarios y quinquis pogueaban a plena luz del día. La nueva música había llegado a Iberia. La edad de Oro en TVE contribuirá en la difusión. Otro de los divulgadores de largo recorrido, que continúa activo a día de hoy, es Andrés Noarbe, de Rotor y Geometric Records. En cuanto a sitios web, el blog Wet Dreams contiene uno de los más inmensos archivos de nuestra poco explorada ola industrial (Descarga gratuita).
Algunos de ellos admiraban al compositor Bilbaíno Luis de Pablo. Como el Donostiarra Luix Terán, autor del fanzine ädn y miembro de Línea Táctica. Una de sus contadas actuaciones en vivo tuvo lugar en la tienda de discos Xaribari, en el número dos de la calle Legazpi, la única del mundo con cañero. Se encargó de documentar y distribuir material relacionado con la escena que estoy describiendo. El canario Domi Delgado (De Picninc, Familia Real), los NO, Roskow o Poch son otros son más nombres que me gustaría añadir al paisaje musical de nuestra ciudad.
Por lo tanto, antes de que el gran público lo creyera, el telón nacional católico ya había sido perforado por el ruido. “Los Descuidos de Marsha” de Comando Bruno, el Zaragozano Viriato, de Particular Motors y Bulbo Raquídeo con “Cuando me entra el telele”, E.G. sentando cátedra gracias a “Necrosis en la Poya”, Anie Zinc de Neo Zelanda y su “Paso hambre”. Se trata de algunos de los títulos de culto distribuidos por nuestras células independientes, ahora cotizados originales, distintas recetas para contestar a la pregunta ¿Cómo suena una ciudad? Estaban dirigidas por gente muy individualista, trabajadores de estajanovismo empeño en grabaciones caseras. No están todos los que son, pero he aquí unos cuantos nombres más: La otra cara de un jardín, Félix Menkar, Ética Makinal, L’akstremaunçió, Uvegraf, Zussamenwachsen, Zumbi-2, Miguel A. Ruiz (Climatery, La cámara Gamma), Suso Saiz, Juan Manuel Cidrón, Jordi Valls (Vagina Dentata Organ), Anton Ignorant… Es imposible determinar el número de casetes experimentales que se publicaron en España entre los 80 y los 90, pero una buena forma de iniciarse en este mundo “maquetero” puede ser el magnífico recopilatorio “Golpea Tu Cerebro”.
Música subterránea, ecléctica como el incendio de la exposición universal del Cristal Palace Londinense, realizada en total libertad. La verdadera obra es la construcción del proceso, establecer una detallada red de conexiones, donde se proveen contactos para que el ecosistema siga creciendo. Ruptura con el pasado, sin caer en los límites de la música industrial, donde la imaginación del hombre se hace servir por la máquina, revulsivo contra la rutina.
Fin.
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