Diego Blasco Giménez
Estudiante de geografía

Fotografía: María Herreros Ferrer
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano siempre ha tenido la necesidad de expresar gráficamente lo que le rodea a lo largo de su vida. Es un hecho que se ha dado en cualquier parte del mundo, y que, además, sigue presente en nuestros días. Como es lógico, los mapas nunca son exactos con respecto a la realidad, sino que tratan de asemejarla, aunque con las técnicas de hoy en día, los errores se están reduciendo. Sin embargo, cuando el hombre comenzó a representar el planeta, se encontró con bastantes problemas, por lo que tuvo que hacer una serie de adaptaciones para adecuarlos. Entonces, ¿son correctos los mapas que se observan?
Si ya es difícil representar lo que existe a nuestro alrededor, uno no se puede imaginar lo complicado que puede ser representar el mundo. Al no ser la esfera perfecta, ya que los polos están algo achatados, es imposible hacer coincidir la superficie de la esfera con el plano. Por tanto, cuando se intenta su representación sobre dicho plano, es necesario estirar o encoger las líneas esféricas, al mismo tiempo que adecuar los cálculos para que sea regular. Esta limitación puede solucionarse mediante las Proyecciones Cartográficas, cuyo fin es representar la superficie esférica de la Tierra en un plano, disminuyendo al máximo las distorsiones que se puedan presentar. Hay numerosos tipos de proyecciones, en función de cómo considerar la esfera o en qué forma geométrica proyectarla. Las proyecciones más conocidas son la proyección de Mercator y la proyección de Peters.
La proyección de Mercator
Gerardus Mercator fue un geógrafo, matemático y cartógrafo flamenco del siglo XVI. Creó en 1569 la proyección por la que es conocido, y ha sido muy utilizada para las cartas náuticas, ya que permitía trazar las rutas en líneas rectas e ininterrumpidas, a diferencia de otras proyecciones más precisas. Es un sistema de proyección cartográfica conforme, es decir, que se respetan las formas de los continentes pero no los tamaños. Por ello, no es una proyección adecuada para representar el mundo, ya que no respeta las formas reales entre los paralelos, sino que la amplía en largo, cada vez más a medida que se acerca a los polos, distorsionando las áreas cercanas a los mismos aún más. Además, la proyección de Mercator va exagerando el tamaño de las tierras a medida que se aleja de la línea del ecuador.
En los mapamundis Mercator hay dos ejemplos (de los muchos que existen en esta proyección) en los que se aprecian perfectamente estas distorsiones. El caso de Groenlandia que aparece aproximadamente del tamaño de África, cuando en realidad, la superficie del continente africano es unas 14 veces la de Groenlandia. Otro ejemplo es que el estado de Alaska aparece similar en tamaño a Brasil, cuando el área de Brasil es casi cinco veces superior a la de Alaska.
Aunque la proyección de Mercator se sigue usando en navegación, los críticos argumentan que no es adecuada para representar el mundo completo debido a sus distorsiones. Como respuesta a estas críticas, los atlas modernos ya no usan la proyección de Mercator para mapamundis o regiones lejanas del ecuador. No obstante, sigue empleándose para regiones cercanas al ecuador, y para algunas aplicaciones web de cartografía, como Google Maps.

La proyección de Gall-Peters
James Gall fue un clérigo escocés del siglo XIX, que tuvo un gran interés en la astronomía, ya que trabajó principalmente con las constelaciones. Como parte de este trabajo, desarrolló la proyección ortográfica Gall en 1855 (descrita con precisión en una revista escocesa algunos años después), para proyectar la esfera celeste en papel, y así evitar distorsionar las formas de las constelaciones. También aplicó esta técnica para la cartografía terrestre como una manera de hacer un mapamundi plano. Más de un siglo después, un cartógrafo alemán, Arno Peters, reinventaría esta proyección y sería adoptado por diversas organizaciones, como la UNESCO.
La proyección ideada por Peters es equivalente, esto es, que conserva la proporción entre las áreas de las distintas zonas de la Tierra. Esta es su principal diferencia con la proyección Mercator. Cuando salió a la luz la proyección de Peters (o de Gall-Peters) a finales del siglo XX, generó cierta controversia ya que decía ser la alternativa a la de Mercator.
La proyección de Peters es un intento de huir de una imagen eurocentrista (con Europa más grande de lo que es, resaltando su importancia), ya que la proyección Mercator hace parecer al norte de Europa, a Canadá y a Rusia, más grandes de lo que realmente son. Al mismo tiempo, la proyección de Peters es capaz de representar las latitudes hasta los mismos polos, hecho que es matemáticamente imposible en la proyección de Mercator.
A día de hoy, existen muchas más proyecciones que se han ido incorporando con el paso de los años y los mapamundis se han ido mejorando. Entonces, ¿qué proyección es la más adecuada? Depende de a quién se pregunte y qué se quiera representar.

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