Escritor, ciudadano, amigo

Maite Pagazaurtundua
Eurodiputada

Imagen: Juan Gabriel Vich

No estoy muy segura de poder determinar el momento en que conocí personalmente a Raúl, creo que yo era, entonces, una joven estudiante de filología hispánica. Y el ser humano que conocí fue exactamente la persona elegante por dentro y por fuera que tuve el privilegio de tratar, intermitentemente, durante décadas.

Con Raúl Guerra Garrido me pasa como con los seres humanos más ejemplares que he tenido la suerte de conocer. Pienso en esas personas respetadas y queridas en los momentos de tribulación, que son bastantes en las actividades que me ha tocado desarrollar. Recordando las conversaciones, los gestos, recupero pistas para valorar cuestiones estéticas y políticas. De estética personal y política también.

Supo ser una persona noble, discreta, bondadosa, inteligente, reflexiva, un ser humano y un artista con un fondo de profunda ternura hacia los más vulnerables y apaleados por la vida o por los fanáticos. Y ese brillo de humor en la frase y en la mirada.

Su ser impregna y define la obra artística y el compromiso ciudadano.

Un gran escritor, un gran ciudadano valiente -cuando ser valiente y una figura pública suponía la máxima persecución- y un gran amigo, capaz de acogernos y mimarnos, como si fuera fácil y no supusiera un esfuerzo.

Mi admiración por Raúl es grande, muy grande. Y creo que nunca se lo expresé cara a cara, siempre lo hice por escrito, porque se habría echado una carcajada y habría cortado en seco el intento.

Sea leve la ausencia. Abrazo, querido Raúl.