El periodismo según Mario Vargas Llosa

César Viúdez Beltrán
Doctor en Ciencias de la Información

Imagen: Alfaguara Editores

Vargas Llosa cree que leer un buen periódico “es la mejor manera de comenzar el día”. Lo hacía con 12 o 13 años mientras esperaba de mañana el ómnibus que le llevaba al colegio de La Salle y parece que ha mantenido la costumbre: “luego de la ducha matutina, sigo leyendo dos o tres diarios antes de encerrarme en el escritorio a trabajar” (2017, 16 de abril). A los quince años el escritor se inició en el diario La Crónica (Lima) y durante siete décadas ha ejercido como redactor, reportero, cabecero, editorialista y columnista en prensa escrita, radio y televisión. No obstante, aunque nos hallamos ante un periodista con muchos años de oficio, el Nobel se siente escritor profesional. La literatura ha sido el centro de su vida. Para él, cualquier otro quehacer es secundario: “en realidad soy sólo un escritor, y una persona que vive prácticamente de escribir” (Tusell, 1990, p. 65).

Para Vargas Llosa, “después de la literatura, no hay actividad o profesión más apasionante que el periodismo. Ninguna que haga vivir tanto la vida como una permanente aventura, que exponga a quien lo practica a tantas experiencias sobre la condición humana” (2008, 4 de mayo). El escritor declara que el periodismo le proporciona fuentes y experiencias para sus creaciones y le ayuda a no despegarse de la realidad (Mora, 2003, 10 de julio), que esta disciplina ha sido una “sombra” de su vocación literaria, un complemento, una actividad muy estimulante que le ha permitido dar respuesta a los interrogantes de la vida (Gómez, 2001, 15 de febrero). ¿Por qué un complemento? Porque, según el autor peruano, cuando un hombre se elige escritor, se desdobla; de un lado, el ciudadano e intelectual comprometido; de otro, el escritor, “el hombre que va a servirse en todos los instantes de su vida, para escribir, de todo lo que le ocurra … ese hombre frío, calculador y distante es, desde el punto de vista social, un egoísta” (Cano, 1972, pp. 78-79).

El periodismo y la ficción, para Vargas Llosa, son sistemas opuestos de aproximación a lo real: el primero es esclavo de la realidad y la verdad; el segundo, no (1984, 25 de julio). El escritor argumenta que en sus artículos periodísticos se aproxima a la realidad y se muestra y confiesa tanto como en sus novelas, pero de una manera más explícita y racional (2002, p. 10). Vargas Llosa delimita el terreno de la literatura, “experiencia permanente”, “deformación” y “corrección” de la realidad por obra del escritor, y el terreno del periodismo, “experiencia fugaz” y “testimonio” de la realidad por parte del periodista (Cano, 1972, p. 38). El autor peruano tiene una visión convencional de la literatura y el periodismo, manifestada por autores como Wellek y Warren (1974) o Kovach y Rosenstiel (2003). Los primeros entienden que cuando más adecuado parece el término “literatura” es cuando se circunscribe a la literatura de imaginación; o sea, que la ficción es la cualidad medular de la literatura. Lo segundos, mediante un estudio, llegan a la conclusión de que los profesionales del periodismo comparten algunos principios. El primero, que deben proporcionar al ciudadano la información que éste necesita para “ser libre y capaz de gobernarse a sí mismo”. Para ello, establecen elementos como la verdad, la lealtad o la disciplina de la verificación (p. 18).

A principio de los años sesenta en Estados Unidos surge una corriente de redacción que lanzó la idea de la novela-verdad, la novela-reportaje y pretendía que la noticia (entendemos noticia-información y reportaje) fuera leída como un relato breve o una novela. Se denominó Nuevo Periodismo. Entre otros participantes de este fenómeno podemos citar a Gay Talese, Norman Mailer, Tom Wolfe, Rex Reed, Joe MacGinnis o Barbara L. Goldsmith. El autor peruano marca distancia con el llamado Nuevo Periodismo. Argumenta que un reportaje o un trabajo de investigación pueden enriquecerse con los recursos y la técnica de la novela, a condición de que el periodista no caiga en la egolatría y la deshonestidad, y no olvide que la función primordial del periodismo es informar.

Mi impresión es que en los casos de Truman Capote, Norman Mailer, Gay Talese o Tom Wolfe, lo literario llegaba a dominar de tal modo sus trabajos supuestamente periodísticos que estos pasaban a ser más ficción que descripción de hechos reales, que la preeminencia de la forma en lo que escribían llegó a desnaturalizar lo que había en ellos de informativo sobre lo que era creación. (2013, 19 de mayo)

“Piedra de Toque” es el nombre de la columna quincenal que publica en el diario El País y en otros diarios de América Latina, Europa (la Repubblica y Frankfurter Allgemeine Zeitung) y Estados Unidos (The New York Times). Con motivo de la celebración de los treinta años de “Piedra de Toque”, Vargas Llosa manifiesta que generalmente le toma un mañana y una tarde escribirla, aunque también piensa en ella mientras camina; que antes de publicarla la hace leer por tres amigos; que el tener un título de antemano que resume las ideas le facilita mucho su escritura; y que nada le alivia y exalta tanto, cuando está “sepultado en una novela, como escribir un artículo” (2020, 15 de noviembre). En este género periodístico, en un estilo personal, escribe artículos políticos, sociales y literarios, críticas de exposiciones artísticas, notas de viaje, elogios personales, episodios memorísticos… Álex Grijelmo entiende que el artículo de opinión (columna, tribuna libre o comentario) es el “género de la mayor libertad posible” y que en éste prima “la personalidad de cada autor, su estilo propio, su entendimiento y dominio del lenguaje” (2004, pp. 134 y 137). Micó Buchón explica que la palabra artículo, aplicada al periodismo, designa un escrito no muy extenso, en el que se ofrece una visión particular que es una parte de un todo.

Esta visión que es siempre fragmentaria, para tener valor debe apoyarse en una visión total, que no se expone, pero que se trasluce en todo el artículo … Toda una visión coherente del mismo, lo que hoy se viene llamando una filosofía, aletea entre las frases del artículo. (Buchón, 1971, citado en León, 1996, p. 154)

Vargas Llosa es un disciplinado estudioso. En su dilatada vida profesional ha escrito diversos ensayos e impartido múltiples cursos, seminarios y conferencias. Su curiosidad intelectual no se circunscribe al ámbito literario. Fruto de la experiencia, el estudio y la investigación, el escritor ha configurado su propia visión de la literatura, el periodismo, el pensamiento político y la creación y crítica artística. No hay lugar para la improvisación en el universo vargasllosiano: el escritor siempre se rige por la dualidad teoría-práctica. Sus textos y discursos están amparados por un firmamento teórico propio, elaborado y bien definido. En Piedra de Toque el autor peruano trae a discusión, expone, interpreta y refuta ideas acerca de las grandes cuestiones intelectuales de su época; también en torno al periodismo.

Vargas Llosa entiende que esta disciplina “ha sido, en su mejor expresión, un factor esencial del progreso y modernización, dinamitando prejuicios y aboliendo ignorancias … y contribuyendo de manera decisiva a denunciar y poner fin, o al menos atenuar, a injusticias e iniquidades” (2008, 4 de mayo). Pero, en las últimas tres décadas el escritor ha observado y denunciado la degradación de la objetividad periodística con el fin de dañar y desacreditar a los adversarios (2004, 8 de febrero). Y ha censurado que cada vez el periodismo sea menos serio, crítico e independiente y se aleje más de la cultura.

Aparte de información fundada e integridad, Vargas Llosa exige en el ejercicio del periodismo destreza, juego limpio y decencia (2004, 8 de febrero). El escritor ha ido constatando cómo de manera inexorable el sensacionalismo, en mayor o menor medida, ha alcanzado a todos los diarios, incluso a los rotativos respetables. El autor peruano, a la vez que lamenta que este fenómeno haya conducido a algunos diarios en Europa y América a un periodismo vacuo, “sin ideas, ni principios y a veces hasta sin gramática” (2003, 31 de marzo), se muestra convencido de que el órgano de información serio que se inmunizara a este virus quebraría económicamente.

… a menos que se resigne a dar más espacio a la noticia-diversión, la noticia-chisme, la noticia-frivolidad, la noticia-escándalo, que han ido colonizando de manera sistemática a todos los grandes medios de comunicación … muchas cosas comienzan a desbaratarse, las fronteras entre la verdad y la mentira, por ejemplo, los valores morales, las formas artísticas, la naturaleza de las instituciones y, por supuesto, la vida política. (2010, 29 de septiembre)

En torno al periodismo de escándalo, Vargas Llosa apunta que “el periodismo de las sociedades abiertas de Occidente empezó a relegar discretamente a un segundo plano las que habían sido sus funciones principales –informar, opinar y criticar– para privilegiar otra que hasta entonces había sido secundaria: divertir” (2007, 3 de junio). El escritor denuncia que “esta degeneración periodística … que arrolla la vida privada y los derechos individuales, explota los peores instintos, banaliza la vida y la encanalla mudándola en pura chismografía … [es] un hecho neurálgico de la realidad periodística contemporánea” (2008, 4 de mayo). En su opinión, la solución al amarillismo pasa por un cambio cultural (1999, 30 de abril). El autor peruano concluye que la raíz del periodismo de escándalo o amarillo “está en la banalización lúdica de la cultura imperante, en la que el valor supremo es ahora divertirse, entretenerse, por encima de toda otra forma de conocimiento o quehacer; o sea, en la frivolidad” (1998, 8 de noviembre). En esta misma línea, años más tarde afirma que la frivolidad ha contaminado “la vida política de nuestro tiempo, en el que las imágenes han reemplazado a las ideas y la publicidad determina los valores y desvalores que mueven a grandes sectores ciudadanos” (2016, 25 de enero). 

De acuerdo con el ideal de que el escritor debe comprometerse con la sociedad de su tiempo y la idea de que el periodismo ha de actuar como “contrapoder”, Vargas Llosa ha criticado las acciones y obras de la autoridad: Castro, Pinochet, Fujimori, Chávez, Milosevic, Putin y otros dirigentes han padecido el estilo incisivo y deslenguado del autor peruano. En un contexto en el que los medios audiovisuales tienen gran influencia y peso específico, el escritor reivindica la fuerza y la necesidad de la palabra escrita, “peligrosa”, “inconforme”, “agitadora de conciencias” y más profunda en el análisis de la descripción de la realidad social, política y moral que los medios audiovisuales. Teme una sociedad conformada por individuos pantallizados y pasivos, en lugar de ciudadanos activos y participativos. Un tipo de organización apetitosa para cualquier dictador (1996, 20 de octubre). Al autor peruano le preocupa el “periodismo de tabletas” -interpreto que hace referencia al consumo de información sobre hechos noticiosos a través de redes sociales interenlazadas en Internet- ya que, en su opinión, si bien las redes sociales han logrado romper la censura, también han propiciado la pérdida del orden de prelación de la importancia las noticias y han incrementado la falta de objetividad periodística y la vulgaridad del lenguaje empleado. Además, entiende que la lectura de informaciones en redes sociales puede resultar fragmentaria, incompleta, sesgada, mayormente en el caso de que se exija un límite de caracteres y no resulte posible explicar hechos noticiosos complejos con la suficiente profundidad y amplitud (Caño, 2015).

Vargas Llosa deplora que el periodismo se aleje cada vez más de la literatura y de la cultura (1993, 13 de junio), que el periodismo no aborde los grandes temas de la civilización y que no presente las manifestaciones culturales como importantes y útiles, porque la cultura enriquece la vida de las personas, les proporciona placer y les ayuda a hacer más llevadera su existencia (2004, 22 de agosto). Al escritor le preocupa que el conocimiento, la información, la cultura, no se trasvasan entre ámbitos comunicados entre sí debido a que académicos, escritores y periodistas se confinan en sus “dominios reservados” y la cultura se ha especializado de tal manera que el ciudadano común la mira como si se tratara de algo ajena a él, sin saber para qué y por qué es útil y necesaria. Echa en falta a ilustres colaboradores de la prensa como Azorín, Ortega y Gasset, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña o Francisco García Calderón, que alternaban la academia con el artículo periodístico y, haciéndose entender, acercaban los grandes temas de la cultura al lector común, “sin renunciar … al rigor, a la autocrítica, y sin ceder al facilismo y a la banalidad” (2005, 20 de febrero).

En Piedra de Toque Vargas Llosa acerca clásicos de la literatura al lector común, principalmente autores modernos ya fallecidos, con el ánimo de que el público no estudioso de la literatura los conozca mejor, los lea más y experimente el placer que proporcionan algunas lecturas. El escritor ha escrito artículos sobre Borges, Neruda, Cortázar, Azorín, Faulkner, Hemingway, Malraux, Victor Hugo, Charles Dickens, Tolstói, Boccacio, Inca Garcilaso de la Vega y otros literatos. El Nobel, dotado de una alta facultad interpretativa, se detiene en cómo se refleja la circunstancia del escritor en su producción, refiere sus amarguras, diferencias, luchas, pasiones y costumbres, y explica el significado, la singularidad y la dimensión de la producción de un autor en un ámbito o época. El lenguaje que emplea es accesible, ni especializado ni técnico. Esta posición deliberada no impide que alcance momentos de refinado estilismo.

Convencido de que el poder de persuasión se alcanza a través de la eficacia de la forma (1997, p. 34), si hay algún valor distintivo en los artículos de Vargas Llosa es el ingenio del escritor: el estilo propio y adecuado al contenido, la riqueza léxica, la elaborada argumentación y la construcción de titulares atrayentes y figuras retóricas eficaces; algunas de ellas, magistrales.

Nosotros [los latinoamericanos], para decir ‘no’ decimos ‘sí, pero’, hablamos con diminutivos a fin de suavizar cualquier sentimiento o convicción, damos por sobreentendido que a la hora de expresarse la línea más corta entre dos puntos no es la recta sino la espiral o la curva, y parecemos convencidos de que no mostrar alguna duda o inhibición en el diálogo es una descortesía. (1991, 12 de mayo)

Procede destacar lo mucho que Vargas Llosa trabaja la argumentación; se documenta, ofrece datos y construye argumentos con el propósito de amasar un artículo consistente y persuasivo, porque el discurso precisa de razones (argumentos) que sustenten las opiniones (Weston, 2003, p. 33). La vasta cultura del escritor, su curiosidad y su capacidad de análisis, síntesis y expresión le facilitan la creación de argumentos persuasivos.

La apatía del ciudadano medio cubano, que se trasluce en estas páginas, resulta, de una parte, de una rutina que es un puro desperdicio de energía, parecido al de aquel cuento fantástico de H. G. Wells donde una colectividad de esclavos es obligada a operar con enorme esfuerzo unas complicadas maquinarias que no fabrican nada… (1993, 24 de enero)

Vargas Llosa construye un discurso lógico y racionalista en el que también tienen cabida los sentimientos, las pasiones, lo mítico y los imaginarios colectivos.

Estaban concentradas, desde hacía por lo menos un siglo, en Charing Cross y alrededores, y en muchas de ellas había libreros que parecían escapados de las novelas de Dickens, con bonetes, viejas mantas, cabelleras revueltas y hasta lupas e impertinentes. Con ellos era posible conversar, y pasarse horas escarbando las existencias, en esa atmósfera cálida, inconfundible, de polvo intemporal y de religiosidad laica que tienen –que tenían– las pequeñas librerías”. (2000, 9 de julio)

Bibliografía, notas y fuentes:

Buchón, M. Curso de teoría y técnicas literarias. Barcelona: Editorial Casals.

Cano Gaviria, R. (1972). El Buitre y el Ave Fénix. Conversaciones con Mario Vargas Llosa. Barcelona: Anagrama.

Caño, A. (26 de abril de 2015). El periodismo y el lenguaje. Conversación con Mario Vargas Llosa. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=NlVk1IMjH1A

El País. (1999, 30 de abril), p. 39.

Gómez, Lourdes. (2001, 15 de febrero). El País, p. 43.

Grijelmo, A. (2004). El estilo del periodista. Madrid: Taurus.

Kovach, B. y Rosenstiel, T. (2003). Los elementos del periodismo. Madrid: Diario El País.

León Gross, T. (1996). El artículo de opinión: Introducción a la historia y la teoría del articulismo español. Barcelona: Ariel.

Mora, R. (2003, 10 de julio). El País, p. 27.

Tusell, J. (1990). Retrato de Mario Vargas Llosa. Barcelona: Círculo de lectores.

Vargas Llosa, M. (1984, 25 de julio). El arte de mentir. Piedra de Toque. El País, pp. 9-10.

Vargas Llosa, M. (1991, 12 de mayo). La historia interminable. Piedra de Toque, El País, pp. 11-12.

Vargas Llosa, M. (1993, 24 de enero). Eterno crepúsculo. Piedra de Toque, El País, pp. 13-14.

Vargas Llosa, M. (1993, 13 de junio). En Guatemala. Piedra de Toque. El País, pp. 13-14.

Vargas Llosa, M. (1996, 20 de octubre). Dinosaurios en tiempos difíciles, Piedra de Toque. El País, pp. 15-16.

Vargas Llosa, M. (1997). Cartas a un joven novelista. Barcelona: Ariel/Planeta.

Vargas Llosa, M. (1998, 8 de noviembre). Nuevas inquisiciones. Piedra de Toque. El País, pp. 13-14.

Vargas Llosa, M. (2000, 9 de julio). Endecha por la pequeña librería. Piedra de Toque, El País, pp. 15-16.

Vargas Llosa, M. (2002). El lenguaje de la pasión. Madrid: Suma de Letras.

Vargas Llosa, M. (2003, 31 de marzo). Mi vida con ‘Le Monde’. Piedra de Toque. El País, pp. 19-20.

Vargas Llosa, M. (2004, 8 de febrero). La BBC en la picota. Piedra de Toque. El País, pp. 11-12.

Vargas Llosa, M. (2004, 22 de agosto). Profesor de idealismo. Piedra de Toque. El País, pp. 9-10.

Vargas Llosa, M. (2005, 20 de febrero). Un hombre de letras. Piedra de Toque. El País, pp. 15 y 17.

Vargas Llosa, M. (2007, 3 de junio). La civilización del espectáculo. Piedra de Toque. El País, pp. 15-16.

Vargas Llosa, M. (2008, 4 de mayo). El cuarto poder. Piedra de Toque. El País, Opinión, La Cuarta Página.

Vargas Llosa, M. (2013, 19 de mayo). Periodismo y creación: ‘Plano americano’. Piedra de Toque. El País, Opinión, La Cuarta Página.

Vargas Llosa, M. (2016, 25 de enero). Circo y periodismo. Piedra de Toque. El País.

Vargas Llosa, M. (2017, 16 de abril). Leer un buen periódico. Piedra de Toque. El País.

Vargas Llosa, M. (2020, 15 de noviembre). Treinta años. Piedra de Toque. El País.

Wellek, R. y Warren, A. (1974). Teoría literaria. Madrid: Gredos.

Weston, A. (2003). Las claves de la argumentación. Barcelona: Ariel.