Marta Vela
Profesora en la Universidad Internacional de la Rioja

Pintura: Juan Gabriel Vich
1.- Introducción
Aún hoy, en 2020, doscientos cincuenta aniversario del nacimiento de Beethoven en Bonn (1770), podemos contemplar recónditos secretos olvidados en sus obras. Cuando Schindler, el factotum del compositor, preguntó a Beethoven sobre el significado del poderosísimo motivo de cuatro notas, que abre la Quinta Sinfonía Op. 67, el compositor respondió: “so pocht’ das Schicksal an die Pforte” [“así llama el destino a la puerta”]. Esta anécdota, refrendada por Ferdinand Ries, el alumno de piano de Beethoven, confirma que, más allá de la intención del compositor de “retorcer el pescuezo al destino” –determinación tomada tras la crisis que motivó el llamado Testamento de Heilingestadt (1802)–, este motivo inicial consigue articular una obra de grandes proporciones, con una carga psicológica que conduce al espíritu humano, en un viaje sin par, desde la angustia más dramática, en la tonalidad de do menor, como la del propio compositor ante el drama de su sordera, a la victoria final sobre su infausto destino, gracias a un triunfante último movimiento, en do mayor.
Beethoven ha conservado la continuidad ordinaria de los movimientos en la sinfonía; parecen estar fantásticamente encadenados el uno al otro y el conjunto resuena como una rapsodia genial, pero el espíritu de todo oyente insensible será, sin duda, sobrecogido profundamente por una impresión duradera de deseo infinito, no saciado, y esto hasta el último acorde, y en los instantes que siguen no podrá escapar a este maravilloso imperio del espíritu donde el dolor y la alegría lo han acogido en forma de sonido,
E.T.A. Hoffmann.

Figura 1: L. v. Beethoven, Quinta Sinfonía Op. 67, I, manuscrito
Fuente: Staatsbibliothek zu Berlin Preußischer Kulturbesitz
2.- El motivo de la Quinta Sinfonía
El motivo de la Quinta Sinfonía no surgió de la nada,sino que tenía una amplia trayectoria anterior en la música de Beethoven:

Figura 2: L. v. Beethoven, Quinta Sinfonía Op. 67, I, motivo inicial
Fuente: http://www.imslp.org
Más allá de los mitos románticos, en el plano puramente analítico, podemos observar cómo el motivo inicial articula los cuatro movimientos, con la particularidad de convertirse en elemento motor de cualquier sección, melodía, acompañamiento o material de relleno. Su dinámica naturaleza, marcada por una constante pulsión rítmica, contrasta con la sencillez de las alturas elegidas, permaneciendo presente en todas las grandes áreas formales del primer movimiento –primera y segunda sección, temas conclusivos de Exposición y Recapitulación, además de Desarrollo y Coda, como en secciones de desarrollo alternas, interconectadas entre sí–, tanto en la disposición homofónica como en la contrapuntística:


Figura 3: L. v. Beethoven, Quinta Sinfonía Op. 67, I, primera y segunda secciones.
Fuente: http://www.imslp.org
Figura 4: L. v. Beethoven, Quinta Sinfonía Op. 67, I, transición y tema conclusivo.
Fuente: http://www.imslp.org
En los movimientos que restan, bajo la propia configuración interna de cada uno –a saber, tiempo lento (dobles variaciones), scherzo (forma tripartita y enlace previo al attaca) y finale (forma sonata)– el motivo inicial está siempre presente, de igual modo, como melodía, en el caso del scherzo, o como elemento de acompañamiento, en los tiempos segundo y cuarto.
De esta manera, podemos apreciar el perfecto equilibrio temático en la concepción del autor, a partir de un solo elemento rítmico, mientras que, en los movimientos impares, Allegro con brio y Allegro, el motivo inicial actúa como melodía –generalmente, en forma de tutti orquestal–, en los movimientos pares, Andante con moto y Allegro, permanece como parte del acompañamiento.
3.- Precedentes
La Quinta Sinfonía ha estado siempre rodeada de un halo de misterio, alimentado desde la generación romántica posterior, incluso, en su vertiente interpretativa, todavía hoy suscita numerosos interrogantesi, aunque resulta probado que no fue una invención original de Beethoven para la obra, sino que lo llevaba incluyendo en otras obras anteriores, desde el principio de su carrera como compositor, algunas muy tempranas.
Ya en el Trío para cuerdas Op. 3 (1792 y 1796) o en la Sonata para piano a cuatro manos Op. 6 (1796-1797) –ambas escritas durante su época de aprendizaje con Haydn–, el motivo de la Quinta Sinfonía aparece reiteradamente:

Figura 5: L. v. Beethoven, Trío para cuerdas Op. 3, II.
Fuente: http://www.imslp.org

Figura 6: L. v. Beethoven, Sonata para cuatro manos Op. 6, I.
Fuente: http://www.imslp.org
En los años inmediatamente anteriores al inicio del siglo XIX, podemos observar una versión más elaborada del famoso motivo, con una disposición contrapuntística, a modo de imitación, en la Sonata Op. 10 n º 1 (1795-1797) y en el primer opus de cuartetos de cuerda del autor (publicados en 1799):

Figura 7: L. v. Beethoven, Sonata Op. 10 n º 1, I.
Fuente: http://www.imslp.org

Figura 8: L. v. Beethoven, Cuarteto Op. 18 n º 5, I.
Fuente: http://www.imslp.org
Su aparición en las obras del período intermedio, previa a la Quinta Sinfonía, se intensifica como elemento vertebrador, tanto a nivel melódico como rítmico, preparando, de esta manera, su novedoso tratamiento en una obra sinfónica –la forma más prestigiosa de la época, junto a la ópera–, después de reiterados ensayos con otras formas más modestas, las del siglo XVIII.
Así ocurre con el Concierto para piano n º 3 Op. 37 –también en do menor– o con la famosa Sonata para piano en fa menor Op. 57, “Appassionata”:

Figura 9: L. v. Beethoven, Concierto para piano n º 3 Op. 37, I.
Fuente: http://www.imslp.org

Figura 10: L. v. Beethoven, Sonata para piano n º 23 Op. 57, I.
Fuente: http://www.imslp.org
El apabullante manejo del motivo de la Quinta Sinfonía en todos los géneros instrumentales del momento motiva, tal vez, el angustioso lamento de Schubert: “¿quién puede hacer algo después de Beethoven?”.
Sin embargo, el joven vienés no dejó de emplear el motivo de la Quinta Sinfonía en el homenaje velado a Beethoven de su Cuarta Sinfonía D. 417, también en do menor, “trágica”:

Figura 11: F. Schubert, Cuarta Sinfonía D. 417, I
Fuente: http://www.imslp.org
4.- Huella psicológica
Muy significativo se revela, en cuanto al significado último de la Quinta Sinfonía, el texto de la Fantasía coral Op. 80, para piano, orquesta y coro, precedente directo de la Oda a la Alegría de Schiller en la Novena, que fue compuesto por el poeta Kuffner especialmente para la ocasión. Esta obra, además, también en do menor, que fue estrenada por primera vez junto a la Quinta Sinfonía, el 22 de diciembre de 1808, concluye con el triunfo de la perseverancia del ser humano frente a los envites del destino:
Galante, bello y precioso es el sonido de la armonía en nuestra vida, y el sentido de la belleza genera flores que florecerán eternamente. Paz y alegría flotan amablemente como el movimiento de las olas, que se precipitan brutales y fogosas como transformadas con gran excitación. Cuando el sonido mágico predomina y las palabras producen devoción, las maravillas deben tomar forma, la noche y la tempestad cambian a luz. Sin inquietudes, en la cúspide, son felices los gobernantes humanos. Pero el sol primaveral nos da su luz desde el nacimiento. Fuertemente inculcada en el corazón, se precipita de nuevo la belleza. Cuando el espíritu late con fuerza, un coro de espíritus resuena eternamente. Así pues, amados espíritus, aceptad alegres el don de la belleza. Cuando el amor y la fuerza fueron unidos, el regalo al hombre fue la gracia divina,
Kuffner
(traducción de http://www.kareol.es.)
4.- El motivo de la Quinta Sinfonía después de la Quinta Sinfonía
Tras la Quinta Sinfonía, Beethoven toma un descanso en el empleo del famoso motivo, no obstante, lo hace regresar para la obra sinfónica más grande jamás creada hasta ese momento, la Novena Sinfonía Op. 125, con un número sinfónico-coral basado en la Oda a la Alegría de Schiller, tras cuya monumental grandeza… se esconde nuevamente el motivo de la Quinta Sinfonía, tanto en formato más reducido, como en gigantesco tutti –ambos ejemplos en el primer movimiento–:

Figura 12: L. v. Beethoven, Novena Sinfonía Op. 125, I
Fuente: http://www.imslp.org

Figura 12: L. v. Beethoven, Novena Sinfonía Op. 125, I
Fuente: http://www.imslp.org
Y ya…, al final de la vida del compositor, observamos la odisea de escribir la Décima Sinfonía huyendo de la muerte –que, finalmente, quedó inacabada–, aunque estaba por completo articulada en su cabeza, dado que sólo podía escribirla lentamente a causa de su enfermedad, que lo retuvo en el lecho los cuatro meses previos a su muerte, entre diciembre y marzo de 1826-1827.
Sus allegados confirman el interés en la composición de esta nueva obra, que Beethoven trató de escribir por todos los medios, mortalmente enfermo, en cuyo scherzo vuelve a aparecer el famoso motivo de la Quinta Sinfonía:
Para la Décima sinfonía, estaba la introducción en mi bemol mayor, un fragmento dulce y un poderoso allegro en do menor, que tenía por entero en su cabeza y que ha interpretado para mí. Beethoven tocaba la Décima Sinfonía completa al piano; todas las partes estaban trazadas, pero eran imposibles de descifrar por otro que no fuese él,
Karl Holz.
Principalmente, el tema del primer movimiento y el del scherzo: éste último, según la forma en que Schindler lo cantaba, tendría cierta analogía con el tema del primer fragmento de la Quinta Sinfonía (…) Entre los temas favoritos de conversación de Beethoven con mi padre estaban sus proyectos para sus próximas composiciones, sobre todo, la forma que él quería o debía dar a su Décima Sinfonía para imprimirle un nuevo aliciente. Y quería escribirla, de nuevo, sin coros,
Gerhard von Breuning.

Figura 13: L. v. Beethoven, Décima Sinfonía, III (?), manuscrito
Staatsbibliothek zu Berlin Preußischer Kulturbesitz
5.- Conclusión
En suma, el poderío motor del famoso motivo del destino estuvo presente durante toda la vida de Beethoven, tras una temprana aparición, hasta los días finales, en que el compositor luchaba, precisamente, contra su aciaga suerte, la que le impidió terminar su Décima Sinfonía.
…para saber más…, Las nueve sinfonías de Beethoven, de Marta Vela, en Fórcola.
Bibliografía, notas y fuentes:
i Véase el artículo de Narciso Bonet, Enigmas de la Quinta Sinfonía de Beethoven, en http://www.teoria.com (https://www.teoria.com/es/articulos/bonet/beethoven/).
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Biografía de la autora:
Marta Vela (Coslada, Madrid, 1985) es profesora en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), pianista y escritora, tras licenciarse en Filología Hispánica, Piano, Dirección de Orquesta y Pedagogía de los instrumentos. Junto a una actividad muy intensa en diversos campos artísticos –interpretación, dirección musical, gestión cultural, elaboración de contenidos audiovisuales–, sus líneas de investigación versan sobre música y literatura, interpretación y análisis, música vocal post-tridentina y música instrumental de los siglos XVIII, XIX y XX; sus artículos han sido publicados en diversas revistas especializadas de España, Argentina, Chile, Venezuela, Colombia, México y Costa Rica. En Radio Clásica de RTVE presenta y dirige espacios como “Temas de música” y “Música con estilo”; tras sus dos primeros libros, Correspondencias entre música y palabra (Academia del Hispanismo, 2019) y Las nueve sinfonías de Beethoven (Fórcola, 2020) ha sido candidata al Premio Princesa de Girona de Artes y Letras en 2020.